La Grandeza de la Elegancia

Hoy quiero escribir sobre la Grandeza.

Hoy necesito escribir sobre la elegancia…

Decía Antonio Lobo Antunes: Médico psiquiatra, escritor y novelista portugués que junto a José Saramago ha sido el escritor portugués más traducido en el extranjero.

«No es coraje, es elegancia. Quizá la elegancia es la forma suprema del coraje o el coraje es la forma suprema de elegancia».

Cuando pienso en el concepto de elegancia, de inmediato lo asocio al concepto de Grandeza, y por el contrario, cuando intento describir la grandeza se posiciona en mi mente, el etéreo concepto de elegancia.

La Elegancia entendida en su dimensión moral, como universo interior de la persona, como sustrato y fondo…como  esencia.

No todo el mundo transmite elegancia, como no todo el mundo es capaz de captarla y reconocerla, ésta se genera siempre de dentro hacia afuera y no al revés, quizá como una cualidad vertebradora de la personalidad.

Nadie que no sea dueño de sí mismo podrá ser aspirante a la grandeza de la elegancia, porque está siempre a merced de la impostura, del fácil retrato, de lo superficial, de la pura banalidad.

La Elegancia, en mi opinión, está indisolublemente unida a la Grandeza, pensamos en función de lo que somos, y somos como pensamos, por tanto la grandeza y la elegancia es vivir con armonía entre tus acciones y sentimientos como puente entre pensamientos, palabras y hechos.

Ardua Misión.

Comparto plenamente esta cita de Ghandi:

«La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía».

Esto no es sólo felicidad es mucho más…es la Grandeza, es la Elegancia máxima.

Cuando somos capaces de generar de dentro hacia afuera todas estas cualidades fluyen y se proyectan en las formas, en el saber estar, en la educación, en el trato amable, en la cortesía.

grandeza

Y la Grandeza y la Elegancia van siempre unidas a la sencillez, que no a la simpleza, unidas a la generosidad, altruismo y servicio hacia los demás, que no al servilismo y a la gratuidad, son conceptos y matices distintos, que los elegantes saben distinguir con la fina delicadeza que los caracteriza.

La mezquindad no cabe en la grandeza, no encuentra sitio, no hay hallazgo posible para ella, aunque la intente invadir de forma permanente, con el ruido y la estridencia, tan sólo parecido a un elefante en una cacharrería….

Conozco, admiro y tengo a mi lado, muy cerca, a personas Grandes… Elegantes en toda su dimensión humana, en ellas fijo mi horizonte, en ellas me miro  en ellas lo intento, en ellas me motivo…

A ellas les dedico estas palabras y hoy las pienso, las siento, las evoco para levantarme de nuevo mirando hacia delante,….intentando identificar la mediocridad y a los que la veneran , huyendo de ella despavorida, sin titubeos.

Tan sólo lo intento, no siempre lo consigo.

No es fácil.

Quien me conoce bien, sabe que todos mis proyectos empiezan y finalizan con esta frase de cabecera :

«La grandeza se consigue con carácter y contribuyendo a que el mundo sea mejor. La grandeza no se obtiene con notoriedad, ni riqueza, ni fama ni posición social». (Stephen R. Covey)

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